"Mi abuelo solía hacerme regalos. Un día me trajo un vaso desechable cuando yo tenía cuatro años. Yo estaba decepcionada porque el vaso estaba lleno de tierra. Me llevó a la cocina y me enseñó cómo ponerle un poco de agua al vaso. Me dijo "Neshume-le (mi pequeño primor en hebreo), pon un poco de agua en la tierra todos los días y algo sucederá."
La primera semana esperé que sucediera algo mágico, pero nada pasó. La segunda semana, le quería regresar el vaso a mi abuelo. Pero en la tercera semana, dos pequeñas hojas verdes aparecieron en la tierra.
Estaba muy emocionada y cuando le enseñé el vaso, mi abuelo dijo, "Hay vida en todas partes—escondida en los lugares más ordinarios e inesperados".
Le pregunté, "¿Y todo lo que necesita es agua, abue?"
Y él se rió y contestó... "No Neshume-le, todo lo que la vida necesita es tu fe."
Quizá lo que necesitamos ahora es fe. En lugar del dicho "Vive y deja vivir" deberíamos decir "Vive y ayuda a vivir". No necesitamos ser más que lo que somos.
En Deuteronomio 30:19, Dios dijo, 'He puesto ante vosotros -- el bien y el mal. Elijan la Vida.'"
Quizá lo que necesitamos ahora es fe. En lugar del dicho "Vive y deja vivir" deberíamos decir "Vive y ayuda a vivir". No necesitamos ser más que lo que somos.
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