Llegar
a viejos, y llegar solos, sin los hijos, sin la familia a un lado, debe
ser muy triste, muy difícil... Espero te guste esta reflexión
relacionada con ese tema... Oly Sawyer ♥
NECESITABA UN HIJO
NECESITABA UN HIJO
La enfermera acompañó a un joven cansado y ansioso hasta la cama de un
hombre mayor. Su hijo está aquí, le susurró al paciente. Tuvo que
repetir esas palabras varias veces antes que los ojos del paciente
se abrieran. Estaba bajo los efectos de un fuerte sedante debido al
dolor por su ataque al corazón, y veía confusamente al joven parado en
el exterior de su carpa de oxígeno.
Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada y mientras se sostenía firmemente de su hijo.
Al acercarse la madrugada, el paciente murió. El joven puso sobre la cama la mano sin vida que había estado sosteniendo y fue a notificar a la enfermera. El joven esperó, mientras la enfermera hacía lo necesario. Cuando concluyó su tarea, la enfermera comenzó a prodigar palabras de consuelo al joven. Pero él la interrumpió.
-¿Qué era ese hombre?, le preguntó.
-Yo creí que era su padre, contestó la sorprendida enfermera.
-No, no era mi padre, contestó él, nunca antes lo había visto.
-¿Por qué, entonces, no me dijo nada usted cuando lo llevé hasta él?, le preguntó la enfermera.
-Él replicó, Yo también sabía que él necesitaba a su hijo, y su hijo no estaba aquí. Cuando me di cuenta que estaba demasiado enfermo como para distinguir si yo era o no su hijo, comprendí cuánto me necesitaba.
Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada y mientras se sostenía firmemente de su hijo.
Al acercarse la madrugada, el paciente murió. El joven puso sobre la cama la mano sin vida que había estado sosteniendo y fue a notificar a la enfermera. El joven esperó, mientras la enfermera hacía lo necesario. Cuando concluyó su tarea, la enfermera comenzó a prodigar palabras de consuelo al joven. Pero él la interrumpió.
-¿Qué era ese hombre?, le preguntó.
-Yo creí que era su padre, contestó la sorprendida enfermera.
-No, no era mi padre, contestó él, nunca antes lo había visto.
-¿Por qué, entonces, no me dijo nada usted cuando lo llevé hasta él?, le preguntó la enfermera.
-Él replicó, Yo también sabía que él necesitaba a su hijo, y su hijo no estaba aquí. Cuando me di cuenta que estaba demasiado enfermo como para distinguir si yo era o no su hijo, comprendí cuánto me necesitaba.
Llegar a viejos, y llegar solos, sin los hijos, sin la familia a un lado, debe ser muy triste, muy difícil... Espero te guste esta reflexión relacionada con ese tema...
ResponderEliminarQue tristeza me ha dado al leerlo porque cuantas personas moriran solas, sin una mano, sin un beso, sin una caricia. Haya hijos que nos abandonan a nuestra suerte y que triste es que no tengan un momento para quien lo llevó su vientre y crió. Dios los perdone.
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