Daniel, quien se encargaba de cuidar los caballos se pasaba todo el día lamentándose de cuan duras eran sus tareas y que poca paga recibía.
A Ramón le tocaba ordeñar y llevar a pastar las vacas. Siempre se le escuchaba maldecir, y en ocasiones muy frecuentes estallaba en cólera dándole punta pies a todo lo que encontraba a su alrededor. Por último, estaba Carlos quien se encargaba de cuidar los cerdos.
Carlos, lo primero que hacia antes de comenzar sus labores era darle los buenos días a cada uno de sus compañeros de trabajo, y de paso le obsequiaba la mejor de sus sonrisas. El trabajo de Carlos era bastante pesado, al igual que el de Daniel y el de Ramón, pero a diferencia de estos últimos dos, Carlos nunca maldecía, ni se quejaba. Cuando la cólera amenazaba con dominarlo, Carlos suavemente desliza su mano hasta introducirla en uno de los bolsillos de su pantalón donde guardaba una cruz de madera, la sacaba, la contemplaba por un instante, luego la guardaba y continuaba su labor con una gran calma. Esta acción llenó de mucha curiosidad a sus compañeros de trabajo.
Un día, mientras estaban todos los empleados almorzando, Daniel tomó la palabra y dirigiéndose a Carlos le dice: - ¡Oye Carlos! ¿Por qué siempre llevas una cruz de madera en el bolsillo de tus pantalones? Ramón entra en la conversación y de forma burlona comenta lo siguiente: - De seguro que es su amuleto de buena suerte. Carlos introduce la mano en el bolsillo de sus pantalones, saca la cruz y sosteniéndola en sus manos dice: - Esta cruz que yo fabriqué con mis propias manos y que esta vacía (o sea que no tiene un Cristo), tiene un gran significado para mí. Esta cruz representa la cruz que a mi me ha tocado cargar en esta vida. Cada vez que la miro, a mi mente llega el recuerdo del calvario y veo en ese recuerdo a tres personas llevar sus respectivas cruces.
La primera persona que veo es a Dimas llevando su cruz obligado, porque no le queda mas remedio; la otra persona que veo es a Gestas (el mal ladrón) que la lleva maldiciendo y renegando; por ultimo veo a Jesús que se abraza a su cruz mientras camina. Cuando la cólera amenaza con robarme la paz, tomo esta cruz en mis manos y me hago la siguiente pregunta: ¿cómo quiere Dios que lleve esta cruz que me ha dado? ¿Cómo Dimas? ¿Cómo Gestas? ¿O cómo Jesús?
De ti depende como quieres llevar esa cruz la llevaras como Dimas, como Gestas, o como Jesús.
Este cuento trata de tres obreros que día a día laboran, cada uno en el puesto que ocupaban en una hacienda.
ResponderEliminarDaniel, quien se encargaba de cuidar los caballos se pasaba todo el día lamentándose de cuan duras eran sus tareas y que poca paga recibía.
A Ramón le tocaba ordeñar y llevar a pastar las vacas. Siempre se le escuchaba maldecir, y en ocasiones muy frecuentes estallaba en cólera dándole punta pies a todo lo que encontraba a su alrededor. Por último, estaba Carlos quien se encargaba de cuidar los cerdos.
Carlos, lo primero que hacia antes de comenzar sus labores era darle los buenos días a cada uno de sus compañeros de trabajo, y de paso le obsequiaba la mejor de sus sonrisas. El trabajo de Carlos era bastante pesado, al igual que el de Daniel y el de Ramón, pero a diferencia de estos últimos dos, Carlos nunca maldecía, ni se quejaba. Cuando la cólera amenazaba con dominarlo, Carlos suavemente desliza su mano hasta introducirla en uno de los bolsillos de su pantalón donde guardaba una cruz de madera, la sacaba, la contemplaba por un instante, luego la guardaba y continuaba su labor con una gran calma. Esta acción llenó de mucha curiosidad a sus compañeros de trabajo.
Un día, mientras estaban todos los empleados almorzando, Daniel tomó la palabra y dirigiéndose a Carlos le dice: - ¡Oye Carlos! ¿Por qué siempre llevas una cruz de madera en el bolsillo de tus pantalones?