Gracias Mamá,
por cada velita que junto con mi padre
me ayudaste a apagar.
Gracias Mamá, por pasar noches enteras orando
y velando por mí cuando yo estaba en un problema
o cuando estuve enferm@.
Gracias Mamá, por compartir todas mis alegrías
y ayudarme en mis tristezas.
Gracias Mamá,
cuando me escuchaste y me aconsejaste.
Gracias por enseñarme a amar a Dios,
por haberme ofrecido tu hombro
para que pudiera llorar en él,
compartiendo nuestras lágrimas para luego sonreír
porque junt@s habíamos encontrado la solución.
Gracias Mamá, porque sufriste día y noches enteras
en hacer lo mejor para que yo pudiera ser feliz...
Gracias Mamá!