1. Nunca haces nada bien.
Los niños aprenden todos los días, no puedes exigirles algo que no está a su alcance. Es tu responsabilidad enseñarles, y si algo no les sale bien no tienes que insultarlo, es mejor que los alientes a intentarlo de nuevo.
2. Deberías parecerte más a tu hermano.
No puedes pedirle que se parezca a alguien más y menos a su hermano, si lo haces sólo crearás rencillas y rivalidades irracionales. Todos somos personas únicas e irrepetibles, debes alentar y respetar esa individualidad.
3. Eres gordo, tonto, feo.
Los niños creen todo lo que decimos, somos su fuente más confiable, por lo tanto no subrayes lo negativo, mejor hazle ver sus cualidades. Él empezará a creer en sí mismo gracias a ti.
4. Siempre me avergüenzas.
Aunque tu hijo haga berrinches en la casa o en público, nunca le diga que te avergüenzas de él. Probablemente él está tratando de decirte que necesita atención, así que mejor enfoca esa energía en cosas positivas y actividades que le ayuden, tal como clases de teatro, baile o algún deporte.
5. ¡Sabía que no debía tener hijos!
A veces creemos que si los hacemos sentir mal acatarán las reglas y se portarán mejor. ¡Grave error! Si dices palabras hirientes crearás rebeldía y los alejarás de tu lado.
6. Me tienes harto.
A veces perdemos la paciencia fácilmente debido al estrés que nos causan las actividades diarias, pero desquitarte con tus hijos no servirá de nada, es mejor explicarle a tus pequeños las cosas.
7. Ya no te quiero.
Cuando hacen algo mal, a veces decimos “Si sigues haciendo eso te voy a dejar de querer” o “Ya no te quiero porque eres malo”. Ellos no deben aprender que tu amor es condicional, si lo que deseas es que cumplan las reglas debes recurrir a un castigo adecuado, pero el amor no debe estar involucrado.
8. Deja de llorar, no es para tanto.
Reprimir los sentimientos y emociones de nuestros hijos es un acto que frecuentemente hacemos y sólo logra que de adulto no sepa expresar sus emociones o se sienta culpable al hacerlo.
9. Eres igual de estúpido(a) que tu padre (madre).
No debes expresarte mal del padre o madre de tus hijos y mucho menos compararlo de esa manera. Si no tienes nada bueno que decir de la otra persona es mejor que no lo digas.
10. Deja de hacer preguntas tontas.
Ninguna pregunta es tonta, los niños tienen una sed incansable de conocer y tú eres una fuente de conocimiento para ellos. Alienta su curiosidad, no la enjaules.