Las adversidades que he enfrentado
y los obstáculos que he vencido,
fueron usados por Dios para moldear mi carácter,
para hacerme fuerte, para darme sabiduría,
humildad y para abrirme los ojos del espíritu.
Hoy sé quién soy y a dónde voy.
Dios tiene un plan para mí.
NUNCA ME DARÉ POR VENCIDO
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